Mamá Cuenta

La naturaleza es sabia…y nos hizo perfectas…Tan perfectas que somos capaces de crear vida…

Habíamos estado de barbacoa en la playa, con mis primos, lo hacemos una vez al año, cada uno tenía que traer un plato de comida y compartiríamos entre todos… Nos lo pasamos genial, nos hinchamos de comer y nos reímos mucho. Al día siguiente, empecé a vomitar, vomitar, vomitar…y fui al médico pensando que algo me había sentado mal. La doctora, que sabía que estábamos buscando baby, me dijo: toma, baja al aseo y hazte una prueba de embarazo.

Tenía razón. Estaba embarazada. Mi hábitat natural empezó a ser el baño, tres meses enteros sin separarme de mi amigo wáter, me llegué a instalar un cojincito y todo para estar más “cómoda”.. Qué 3 meses más largos!!

A partir del cuarto mes, ya fue todo sobre ruedas.  Aunque el miedo y la preocupación me invadían. Habíamos pasado por 3 abortos. No teníamos ganas de empezar otra vez, después del último, ya nos temíamos lo peor, nos pusimos en la más mala de las situaciones, y recuerdo que cuando la

Vero y Ale

Uff por donde empezara contar la odisea vivida para que Alejandro estuviera hoy aquí a mi lado, ahora dormidito y yo compartiendo nuestra historia con vosotr@s. Empiezo por el principio.

Tras cuatro años de intentos para quedar embarazada, por fin lo conseguimos. Fue la mejor noticia de nuestra vida. Aunque fue un embarazo algo duro al principio, pude disfrutar a tope de esa sensación única que es sentir a tu bebe en la barriga. Cuando supimos que era un niño no cabíamos de alegría, Alejandro se tenía que llamar.

El día que nació no podía estar más feliz, al fin llegó ese día que tanto temía. puff pura felicidad ya que por fin estábamos los tres juntos.

Lo malo vino después cuando Alejandro esa misma noche empezó a atragantarse y lo ingresaron en la UCI donde estuvo un mes y medio. Pasé de la felicidad

La aventura de nuestra vida: Aitana

La verdad es que cuando Carola me pidió escribir esta carta, contar nuestra historia, me sentí muy ilusionada y agradecida porque el Club Coccole quisiera escuchar mi experiencia al convertirme en mamá. Miles de ideas de cómo enfocar este texto vinieron a mi cabeza. Ahora, ya delante del papel, creo que voy a hacer lo que mejor puedo hacer: Contaros nuestra historia.

Mi instinto maternal antes de ser mamá pasó por diferentes etapas. En el inicio, estando con el hombre que hoy es el papá de Aitana siempre tuve claro tener hijos algún día. Más tarde, la vida nos separó y cada uno anduvo su camino y en esta etapa tener hijos se me antojaba algo no hecho para mí, rotundamente no. Tras unos años, el destino que es caprichoso al igual que la vida, quiso que nuestros caminos se volvieran a cruzar y entonces, volví a sentirlo dentro de mí, eso que tanta gente llama el instinto maternal pero….. “no era el momento” ¿Os suena esta frase?

Por las circunstancias laborales que había en España nos marchamos a trabajar cruzando el charco, bueno mejor dicho, muchos charcos y comenzamos a vivir aventura tras aventura.

Un cambio de vida radical

Siempre escuchaba lo mismo… cuando tengas hijos te cambiará la vida por completo, cuando tengas hijos no saldrás, cuando tengas hijos cambiarás muchos de tus hábitos… Pero cuando escuchas todos esos argumentos tú, sin hijos, los puedes comprender aunque,…de lejos…

Antes de que naciera mi angelito, yo tenía dos trabajos, uno de mañana y otro de tarde, llegaba a casa por la noche, me encantaba dormir, cada vez que me iba a la cama contaba las horas que iba a dormir y si eran 6 o 7 sólo decía, pues siesta asegurada, y si me despertaban antes de tiempo… pero qué mal despertar…en fin, que no me planteaba la idea de tener hijos… no sabía nada de nada de niños; para mí era otro mundo muy muy lejano. ¿Dar el pecho?, ¿Cambiar pañales? Ni idea, si cuando veía a un bebé o un niño pequeño no le decía nada porque no sabía cómo actuar ni qué decirle…Hasta que, de repente, el cuatro test confirman lo inesperado… “¡estás embarazada!”, sí, el cuatro test porque, sinceramente, no me lo creía.

El primer trimestre lo recuerdo horrible, mucha