Cuando nace el bebé: Papá se convierte en el hombre de los recados

Es inevitable. Cuando por fin nace el bebé, papá se convierte en el hombre de los recados. 

Y es que alguien tiene que ir a comprar, sacar la basura, pasear a los perros, cocinar, recoger la ropa… Sin hablar del “tráeme esto” “deja esto aquí”, siempre acompañado de un “por favor” por supuesto 🙂

Creo que no hay casa en la que esto no haya pasado y que no existe padre que después del nacimiento se sienta en un tercer plano. Si la madre ha pasado a un segundo, el padre queda relegado a uno posterior, a un puesto fundamental en la organización familiar pero no muy visible.

La mamá tiene que cuidar de su recién nacido pollito, siendo ésta una tarea que le llevará el 99,9% del tiempo, porque la inexperiencia si es el primero, y el/la primogénit@ si es el segundo, llenarán el vacío de tiempo que el recién nacido esté durmiendo.

Toda la atención y tiempo de la mujer recae en el bebé, porque es así, y porque éste la necesita. No significa que papá no colabore o que no sea importante, pero la madre es la comida y la calma del bebé, aquella a la que conoce y quien le reconforta. No hay más.

Recuerdo cuando Gael era pequeñín que por más que el padre intentara dormirlo o calmarle, él reclamaba a gritos a mamá. Ésto me llenaba de orgullo muchas veces, pero muchas otras deseaba con todo mi corazón un cambio de roles.

Es duro ser imprescindible hasta esos extremos.

Pero ¿qué sucede con el padre tras el parto?

Es en esos momentos de caos, de angustia, de novedades y nuevos sentimientos donde nadie pregunta por papá. Quien visita al pequeño pollito pregunta por el parto, por la madre, pero no se suele preguntar directamente por el padre. Y creo que es un error.

El padre es fundamental y es además el apoyo emocional de la madre. Son quienes nos escuchan y aguantan. Quienes reciben malas caras y pocos mimos en los primeros meses del bebé.

Y por todo se merecían un post =)

 

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