Cuando tienes ya a tu pequeño pollito descubres que, vacaciones lo que se dice vacaciones, no vuelves a tener.
Porque tu otro trabajo, el más importante y que te ocupa las 24 hs del día no puedes aparcarlo jamás. Este es el trabajo más maravilloso del mundo, pero también te da algunos disgustos. Ya hemos viajado bastante con Gael, incluso fuera del país, pero esta vez ha sido diferente para mí. En resumen estas vacaciones estuvieron marcadas por dos hitos fundamentalmente:
1. Mi pollito está en esa fase en que quiere estar caminando todo el día pero todavía no sabe hacerlo solo. Hay que estar acompañándolo constantemente, pendiente de cada movimiento y cada pequeño tropiezo. Y sí, a veces desespera. Sobre todo en vacaciones.
Ya no quiere ir en el carro, no quiere estar sentado, no quiere jugar sentado. Solo quiere caminar…. ¡Y mi espalda quiere descansar! Así, que la única solución que encontramos Papá Pollito y yo fue la que veis en la foto, sentarlo en nuestros hombros y así, aguantaba un poquito más. Y las lumbares lo agradecieron.
2. Por otro lado, en este viaje, estuvimos en varias ciudades españolas, moviéndonos exclusivamente en tren. En total, hicimos 13 horas de tren, y fuera de todo pronóstico, mi pollito se portó estupendamente. Solo los primeros viajes fueron angustiosos, pero aguantó como un campeón. Lo entreteníamos con galletas, juguetes varios y como no, caminando. Se hizo amigo de todos los pasajeros del tren y la tripulación tuvo con el todo tipo de detalles. Se gana toda la atención =)
Pero las vacaciones se disfrutan mucho más que antes, aunque no puedas descansar, relajarte o dormir bien: cada vez que él se sorprendía por algo nuevo, disfrutaba probando nuevos platos o se emocionaba caminando por toda la ciudad, descubres que tu bebé tiene la capacidad de hacer que todo sea más bonito, o mejor dicho más intenso.
Sí, intenso es la palabra. Toda experiencia, cada día, se vuelve más significativo a su lado. Porque no deja de avanzar, no puede dejar de progresar, y tú eres pieza fundamental en este cambio, en esta evolución. Así que a pesar de el estrés de no poder descansar como antes, para mi vale la pena.
Ser mamá es el único trabajo en el mundo en el que no tener vacaciones compensa. ¿No crees?