Llevamos una racha… más bien mala.
Gael está pillando todo virus que pulula por su guardería, y esto provoca en mí un gran mal humor. Tanto es así, que me he parado a analizar por qué me pongo de tan mala leche cuando mi pollito está enfermo, y esta es mi lista de razones:
1. Todo es más difícil. Cuando no se siente bien (como cualquier otro ser humano, vamos) Gael se pone muy quejicoso, y esto provoca que todo sea más difícil: vestirlo, bañarlo, darle de comer, jugar… todo es un problema. Mi paciencia se pone a prueba y tengo que intentar estar relajada para que él se encuentre bien, cosa que me provoca todavía más estrés.
2. No hay nada que hacer. Ya sea una gastroenteritis, una bronquiolitis… Nada puedes hacer contra los -itis. Lo único que nos queda a las madres y a los padres es esperar que aquello que nos ha mandado el médico le haga efecto, viendo como nuestro bebé se queja del dolor. Porque los virus hay que pasarlos, es el propio cuerpo el que tiene que eliminarlos, siendo para nosotr@s esta espera una eternidad. En mi caso, estoy cada dos minutos mirando el reloj, esperando que pase el tiempo para que Gael se encuentre mejor.
3. ¿Tengo un pollito pegado al cuerpo? No se separa ni un segundo. Todo es mamá, y con mamá. No negaré que esto me gusta y me da orgullo (siento que estoy haciendo las cosas bien con él), pero por otra parte y sobre todo cuando está malito es en muchas ocasiones agobiante.
4. ¿Le doy, no le doy, voy al médico o no? Esto es probablemente lo que más mal humor me provoca. Hay que estar constantemente tomando decisiones, importantes, sobre algo que no tenemos ni idea. Como todavía no habla, no sé si le duele los dientes, la cabeza, o si simplemente tiene un mal día. El otro día papá pollito, la abuela y yo fuimos en total 3 veces a urgencias, porque no nos convencía ningún veredicto. Vamos, un espectáculo.
5. ¿Dormir? ¿Eso qué es? Si eres madre o padre, no hace falta que te explique este punto 😉
Cuando se trata de tu hij@ casi toda situación, sin quererlo, te genera estrés; ¡Es lo más importante de tu vida! Y si además no puedes sopesar la decisión con él/ella, peor que peor.
Por eso, he llegado a la conclusión que lo que me genera estrés cuando está malito es la INCERTIDUMBRE. Y creo que no hay nada que cabree más que no saber qué va a pasar. Cuando está enfermo, no sabes si vas a dormir, si se encontrará mejor, si el tratamiento es el adecuado… todo está en el aire. Hasta que ves su mejoría, vuelve a sonreir y todas las penas se van pasando.
Nada como una sonrisa de tu pollito para quitarte los kilos de mala uva acumulada durante su enfermedad.
¿Y tú cómo te pones cuando está mal@ tu pollito?