Es para escucharlo. Desde hace unos días, hace unos sonidos que ni papá pollito ni yo sabíamos que el ser humano era capaz de hacer.
Aproximadamente a los 8 meses, mi pollito ya comenzaba a hacer sonidos con cierta coherencia, como “mamá”, “papá”, “nenenenene” “tatatata”. Pero ahora está explorando su capacidad vocal, y está avanzando a un ritmo increíble.
Pero creo que es importante recordar que para que el bebé comience a hablar primero tiene que entender. Los padres no solemos darle importancia al hecho de que nuestro bebé ya comprenda una gran cantidad de órdenes, frases o palabras, pero a mí me resulta más estimulante darme cuenta que él me comprende que suelte una nueva palabra. Porque significa que ya nos comunicamos, que puedo hablar con él a unos niveles que antes no podía. La base de una buena comunicación es saber escuchar. Y ellos lo hacen muy bien.
Gracias a la atención con la que mi pollito nos observa, ya habla en su idioma (es decir el Gaélico), cuando se enfada, cuando algo le gusta o incluso te explica lo que está haciendo en ese momento. Ha aprendido a sonorizar lo que hace de manera simultánea, a querer comunicarse mediante su voz.
Y para mí es maravilloso. Ahora que no para de hablar le encanta jugar a la imitación y hace sonidos para que intentemos duplicarlos, pero créeme si te digo que a veces es imposible.
Entre nosotros, los adultos que contamos con un pollito en casa suele existir una gran preocupación por el avance (o no) del lenguaje en nuestros bebés. Pero la realidad es que las diferencias en el desarrollo del idioma son perfectamente normales. Aún así, cuando los padres tienen dudas, pueden acudir al pediatra o al logopeda para que valore al niño. Hablar bien es de una importancia enorme para los niños.
El mundo se abre gracias al idioma.